Lo simple de la atención y el cariño.

Miedos, aprender a enfrentarlos, superarlos, dejarse guiar y pese a todo, sentirse en paz.

Ayer recibí el llamado de una amiga, angustiada porque había sido asaltada. La impotencia de verse vulnerado ante un delincuente que de un solo golpe se apodera de algo que con tanto esfuerzo has conseguido. Hoy ella no fue capaz de ir a trabajar, amaneció algo adolorida, pero, más tranquila. Eso me sirvió como simple y pequeño ejemplo, pues pese al susto que le generó el trauma de sentirse asaltada y casi golpeada, está de pie enfrentando...bien por su valientía!

Hoy tenía que hacer algunos trámites en la universidad, por miedo no fui...miedo que paraliza, miedo que a veces es más fuerte que la propia voluntad. Es raro, cuando no se tienen todas las alternativas disponibles la incertidumbre a veces se apodera de uno. Es algo que debo hacer, por mi bien y por las promesas que quiero cumplir.

El día estuvo tranquilo, acompañé a mi amiga al doctor...en la tarde salí a dar un paseo con las perritas y Dios me tenía un regalo preparado. Una linda conversación con una señora de 70 años que miraba desde su casa el paso de la gente. Conversamos largo rato, alegre rato...luego ella decidió salir y caminamos juntos un rato. Fue una conversación sencilla, alegre, me contó parte de su vida, me dijo sentirse feliz, que el alma se le salía de alegría; increíble como una acción tan simple, poner atención y cariño a otra persona, puede hacerle tanto bien. Rodrigo, a motivarse para seguir adelante, justamente pequeños ejemplos como este regalo de la abuelita son los motores de la vida, la simplicidad del detalle. Gracias a Dios por este regalo, espero, sigo creyendo, confiando y rogando que me ayudará a superar mis miedos para dar los pasos que debo dar. A ratos me siento solo, huérfano...la señora Berta fue mi madre por un rato, me sentí protegido y querido en esa conversación. Nos hicimos bien mutuamente...un gran regalo de Dios.