lunes, 2 de mayo de 2011

Hay que nacer de nuevo.


Hace días vengo pensando en la muerte, no como algo que yo quiera, sino como algo a lo que no le temo, como un paso, como una puerta a la vida eterna. Ayer ví una película (documental) que me gustó mucho y considero recomendable, se llama "La última cima". Alegría del sacerdocio, del amar a Cristo, de ser fiel a lo que El nos depara en la vida, a ser honestos con nosotros mismos y a no temer a la muerte.





Hoy en la lectura del Evangelio Dios me regala frases tan hermosas como:



  • nadie puede ver el Reino de Dios si no nace de nuevo, de arriba.


  • el que no renace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, y lo que nace del Espíritu es espíritu.


  • necesitan nacer de nuevo.

Nacer de nuevo, renacer...nacer es en parte morir a algo, se muere al claustro materno para nacer a esta vida, se muere a esta vida terrena para nacer a la vida eterna, se muere al día para dar paso a la noche, se muere a la noche para nacer al día...cada día va muriendo, cada segundo muere.


He tenido días de profunda reflexión, hasta de desánimo, pero como siempre Dios y su misteriosa y generosa manera de hacernos sentir su amor me hace sentir que está allí. Espero poder nacer nuevamente, renacer, volver a vivir, siento ir en el proceso, en la madurez para dejar ya esta vida y renacer profundamente a una mejor vida. Que no se vaya a malentender, no es que quiera morir, digo, morir para dar paso a una mejor vida...con aliento, con sentido, con motivo, con sentido, con objetivo, con lucha...de la mano de Dios, de mis padres del cielo y los amigos que están a mi lado y me apoyan. Es el momento.


Siento que son las contracciones para dar paso a una nueva vida, cuando comienzan no se frenan y el fruto de ese dolor es una nueva vida. Allá voy...¿me ayudan con los gritos de "puja puja"' (fuerza Rodrigo, el camino va avanzado).



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