lunes, 16 de mayo de 2011

Tengo el poder.




Una vez más el Evangelio me regala su sabiduría. Estoy en un proceso de sanación, decidido a dar pasos, a volver a caminar, no solo estar de pie sino recuperar la movilidad y la habitualidad de la vida. Desde hace algunas semanas que he decidido volver a trabajar, necesito retomar la fuente de ingresos y el poder servir nuevamente; el Evangelio de hoy, la Palabra de mi Padre me motiva a recobrar mi vida, mi fortaleza, mis ganas. Voy en manos de Dios y bajo la protección de mi Madre y quienes rezan por mí.


Juan 10,17-18.
El Padre me ama porque yo doy mi vida para recobrarla.
Nadie me la quita, sino que la doy por mí mismo. Tengo el poder de darla y de recobrarla: este es el mandato que recibí de mi Padre.

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