
Luego de terminada la misa, acompañé a uno de los ministros nuevos a dejar la comunión a un enfermito...eso es tremendo regalo, el poder visitar a Cristo enfermo y no
tar esa paz con que quendan las personas que se visitan. No puedo negar que extrañé mucho la presencia física de mi madre, pero, la noté tan presente en espíritu y agradecí la compañía de mi padre, hermanita y familia. Gracias a Dios por las bendiciones que a diario nos concede. Que nos regale fuerzas para continuar sirviendo, aún en medio de las dificultades diarias, a soportar lo que no nos gusta y a ser alegres aún en medio de la desesperanza. Ser felices testimonios de Cristo en medio del mundo. Les encargo oración y como siempre, les dejo un fuerte abrazo en oración.

No hay comentarios:
Publicar un comentario